En los 236km del concejo de Cabrales, con su suelo en la parte más baja del afamado río Cares a 90m sobre el nivel del mar, y su techo en el majestuoso Torrecerredo a 2.650m de altura, siendo también el techo de Asturias. Aquí encontraremos un paisaje vivo donde la piedra, el bosque, los prados y el cielo tienen cada uno su sitio, aunque estén fundidos con la niebla y el orbayu* tan característicos de nuestro clima húmedo templado de tipo Atlántico, que se manifiesta con temperaturas más suaves en altitudes más bajas y más rigurosas en las zonas más elevadas. 

   Este amplio rango altitudinal de Los Picos de Europa favorece una gran diversidad de ecosistemas que invitan a su conocimiento y disfrute a cada paso, y en los que se pueden desarrollar múltiples actividades al aire libre en perfecto equilibrio con la naturaleza y dónde cada visitante se lleva una experiencia subjetiva y única.  

   * Orbayu: lluvia fina y penetrante que se desprende de la niebla.

   Los Picos de Europa se encuentran en el medio de la costa norte de España y a solo 20Km tierra adentro.

   Se cortan en tres zonas bien diferenciadas por profundos barrancos situados de sur a norte de la siguiente manera: 

    - Macizo Occidental o de El Cornión entre las gargantas de Los Bellos y El Cares:

     Este es el que cuenta con una mayor superficie de los tres, abarca desde las colinas de Covadonga hasta sumergirse 1.500 metros en la estrecha garganta de El Cares. En su extremo norte se encuentran los que probablemente sean los lagos más famosos de España, los de Covadonga (el Enol, la Ercina y, en algunas ocasiones el Bricial). Se convirtió hace más de un siglo en el primer Parque Nacional de España y que posteriormente dio origen al P.N. de Picos de Europa. Su máxima altura se sitúa en La Torre Santa de Castilla donde alcanza los 2.596 metros.

    - Macizo Central o de Los Urrieles entre las gargantas de el Cares y el Duje:

     Es el más abrupto de los tres, rodeado de barrancos profundos al norte, oeste y este. Alberga el pico más alto de toda la cordillera Cantábrica, El Torrecerredo con 2.648 m. Cuenta con varios más de 2.600, entre los que destaca por su importancia a nivel de escalada y como referente de la zona el Picu Urriellu, con 2.519m (también llamado el Naranjo de Bulnes). Sus paredes han sido el sueño y, en ocasiones la pesadilla de generaciones de escaladores y el escenario de las mayores gestas, desde su primera ascensión el 5 de Abril de 1904 por D. Pedro Pidal (marqués de Villaviciosa) y D. Gregorio Pérez ("el Cainejo" vecino de Caín).  Después vendría Gustav Schulze,. En la década de 1920, Victor Martinez, el vizcaíno Andrés Espinosa, Luis Martinez "el Cuco" y demás escaladores,  subirían nuevamente y abrirían nuevas rutas. 

   El 21 de Agosto de 1962 los alpinistas aragoneses Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, ascienden por primera vez  a través de la difícil cara Oeste. Posteriormente los años 70 serían testigos de las más espectaculares operaciones de rescate organizadas hasta ese momento, en el invierno de 1969, Ramón Ortiz y Francisco Berrio pretendían realizar la primera invernal de la cara Oeste por la anteriormente mencionada vía Rabadá-Navarro y teniendo que ser rescatados ya sin vida por los históricos Pedro Udaondo y César Pérez De Tudela entre otros. Después vendrían Lastra y Arrabal; Miguel ángel García Gallego y José Ángel Lucas; César Pérez De Tudela Y Pedro Antonio Ortega "El Ardilla". Mas recientemente los hermanos Pou (Iker y Eneko) y una innumerable lista de montañeros, guías y rescatadores que han contribuido con su inquietud, insatisfacción con lo ya conocido, valentía y en ocasiones con su propia vida a agrandar la leyenda de éste icónico pico en particular y de la historia del alpinismo español en general.

    - Macizo Oriental o de Ándara entre el río Cares al noroeste, el río Duje al oeste y el río Deva al sur y este.

     El más bajo y pequeño en extensión, centrado en las viejas minas de plomo y de zinc de Ándara dónde se observan las huellas más claras de la explotación minera que se llevó a cabo en Picos de Europa durante el siglo XIX y buena parte del XX. El caminante puede encontrarse por éstas montañas con bocaminas, caminos armados y restos de construcciones. Alcanza un máximo de 2.444 m en La Morra de Lechugales. 

   Según la RAE paisaje es parte de un territorio que puede ser observado desde un determinado lugar. 

   En los Picos de Europa, en Cabrales, es mucho más, una experiencia sensorial extraordinaria. 

   Cada montañero, cada paseante, cada visitante lleva la imagen viva en su retina, subjetiva y única vivencia que quedará ya para siempre como su recuerdo y vinculación a ésta tierra. 

   Cualquier paseo o ruta puede convertirse en una aventura para quien sepa mirar con la mente y el corazón y recoger así con su mirada la pureza única de nuestros picos. 

   El paisaje en éstas latitudes y altitudes es espectacular en las cumbres más altas, las más renombradas de la Cordillera Cantábrica por ser la cuna del alpinismo español. Paisaje lunar, profundos cortes, desfiladeros, lagos y gargantas habitadas por rebecos y observadas en majestuosos vuelos por grandes rapaces como águilas reales, buitres leonados, alimoches y quebrantahuesos, van dando paso a medida que descendemos a frondosos bosques caducifolios mixtos que alcanzan su esplendor en cada estación del año con paisajes completamente distintos. 

   Es en otoño cuando la vegetación se viste de colores especiales, mezcla de tonalidades rojizas, ocres, doradas, marrones y verdes, que lo convierten en un auténtico espectáculo para la vista. Es la estación perfecta para amantes de la naturaleza, del senderismo, de la fotografía. También es época de recolección, variedad de frutos rojos como el arándano, la mora o la frambuesa, avellanas, nueces y castañas para el amagüestu* e infinidad de setas que sólo podrán valorar avezados micólogos. 

    Los pastores de los Picos de Europa son los artífices del paisaje único y diverso del que disfrutamos. 

   Aunque su oficio está casi en extinción, es una reivindicación de trabajo y sabiduría de siglos trasmitidos de generación en generación desde tiempos inmemoriales. Para poder ser pastor es preciso tener unos conocimientos muy precisos y una singular capacidad de adaptación a un medio a veces hostil, tan duro como agradecido. El pastoreo es toda una ciencia que precisa conocimientos climatológicos para pronosticar las condiciones meteorológicas en la montaña, cambiantes con mucha rapidez; saber orientarse entre la espesa niebla, identificar en el sonido de los cencerros dónde está el ganado o qué está haciendo; una buena forma física para caminar por montes y montañas y saber interpretar los indicios de la naturaleza. No dominar éstos conocimientos podría convertir el oficio en algo muy peligroso.

   Son los auténticos conservadores del paisaje a través de la reforestación de los bosques, la recuperación y conservación de los pastizales evitando la proliferación descontrolada del matorral y, con ello, de los temidos incendios así como de las pistas y caminos que dan acceso a invernales, majadas, cuevas de queso, etc.

   Artesanos del rey de los quesos, el Cabrales, siguen elaborándolo con técnicas ancestrales aprendidas y heredadas de  sus antepasados en decenas de pequeñas queserías y madurándolo en profundas cuevas recogidas entre acantilados y montañas.

   En origen, el queso fue la solución para el aprovechamiento de la leche en periodos largos de tiempo y como Picos de Europa es tierra rica en cavidades, su almacenamiento en pequeñas cuevas con unas condiciones muy determinadas de ventilación (corrientes de aire), temperatura (entre 8º y 12ºC) y humedad (relativa del 90%) que favorecen el desarrollo del hongo Penicillium en el queso y durante la maduración, acabó por descubrir el que está considerado como el mejor queso azul del mundo.

 Un queso amparado con DOP desde 1981 elaborado con leche de vaca, oveja y cabra (dependiendo de las distintas épocas del año) que tiene forma cilíndrica de 7 a 15cm de altura, diámetro y peso variable; corteza blanda, delgada, untuosa de color gis con zonas amarillo-rojizas; pasta untuosa con diferente grado de cohesión, compacta; materia grasa no inferior a 45% sobre extracto seco y humedad mínima del 30%. Elaborado artesanalmente por los propios ganaderos con leche cruda y madurado en cuevas naturales entre 2 y 4 meses.